El actual canto gregoriano es producto de un proceso casi tan antiguo
como la misma Iglesia. Es desde hace por lo menos 14 siglos el canto
oficial de la Iglesia Católica y es herencia de los himnos y cantos
entonados durante los primeros siglos de nuestra era. Tales cantos a
partir del siglo IV sufrieron un proceso de asimilación a la liturgia
romana, cuando se comenzaron a cantar en lengua latina, y no en su
original. Maestros anónimos reelaboraron las melodías en Roma cuyo
resultado fue unas piezas musicales más refinadas, sobrias, construidas
sobre los textos de la traducción latina de la Biblia y logrando con
ello la síntesis de los cantos de los ritos judíos, griegos y
bizantinos.
La verdadera labor de Gregorio consistió en codificar, fijar textos y melodías y ordenarlas en el calendario litúrgico
para la Iglesia de Roma; es decir, nunca pretendió establecer una
reforma universal. El primer producto de este gran trabajo fue el "Antiphonarium cento",
primera gran recopilación que sirvió de modelo para los sucesivos
libros litúrgicos. La difusión del Canto Gregoriano en todo el mundo
cristiano se debió en gran parte a las estrategias de unificación de Carlomagno,
"en detrimento de las otras liturgias existentes". La intención del
Papa al aprobar esto fue la unificación ritual y la depuración de la
liturgia celebrada en lengua vernácula.
El Canto Gregoriano fue un elemento indispensable en todas las
ceremonias eclesiásticas practicado por los oficiantes y los creyentes
reunidos en el templo". Esto cambiaría al hacerse cada vez más compleja
su práctica, por lo que el papel del primicerius o maestro cantor y del coro fue cada vez mas importante llegando a poseer un casi monopolio en la practica del canto litúrgico.
La época de mayor brillantez o de esplendor del Canto Gregoriano
ocurrió hacia el siglo IX cuando se estableció la división de los cantos
de la Misa en Cantos del Ordinario (Kyrie, Gloria, Credo Sanctus, Benedictus y Agnus Dei) y Cantos del Propio
(Introito, Graduale, Tractus, Alleluya, Ofertorio, Communio) que
servirán como esquema aún en nuestros días para los compositores que
abordan la forma Misa, tan importante en la Música Sacra.
La contribución mayor la hicieron las grandes Abadías Europeas (Toledo,
León, Ripio y Gerona). Este progreso hacia la forma mas definida y
elaborada, y el estilo mas puro y dependiendo absolutamente de la
exaltación del texto, hacen que la época Carolingia sea al mismo tiempo
la del esplendor del Canto Gregoriano.
http://www.enciclopediacecilia.org/wiki/Canto_gregoriano
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