Estamos en Roma, en el año 1700 (empezamos con fecha redonda).
Arcangelo Corelli, un violinista que llegó de Bologna y que fue poco a
poco ganando fama como intérprete en la Roma de los grandes mecenas, era
el primer violín de la orquesta del cardenal Ottoboni, sobrino del Papa
Alejandro VIII, que vivía en el Palazzo della Cancelleria
(que si habéis estudiado historia del arte seguro os sonará. Una
chabolita, la casa de Corelli, aunque él estaba allí como sirviente).
Los cardenales romanos rivalizaban en mostrar su poder con conciertos
privados llamados Accademie (en honor a la Akademos
platónica, que muchos también habréis estudiado o estudiaréis). En el
palacio de la cancillería, estas academias-conciertos solían ser los
lunes por la tarde. Aquí seguramente es donde se estrenaría la obra que
hoy vamos a conocer, la sonata Op. 5 nº 12, que en realidad no es más
que una serie de variaciones sobre “La follia”, un tema del que hablaré
más tarde.
Formas camerísticas del barroco.
Esencialmente, y para no liaros, la forma más habitual de la música de cámara en la época barroca es la sonata.
Lo primero es aclarar la terminología: en el Barroco sonata solo quiere decir lo que quiere decir, o sea, música para ser tocada
(en oposición a cantata, que sería la música para ser cantada).
Generalizando todavía más, música puramente instrumental. Nada tiene que
ver una sonata de Mozart, o la forma sonata que estudiáis en Análisis,
con las sonatas de Corelli. De hecho, muchas veces a las sonatas se les
llama sinfonias, o tocattas, o invenciones. Aún no había habido una
estandarización de términos.
Definición de Sonata:Obra instrumental común en la época barroca, usualmente dividida en 3 o 4 movimientos y compuesta para uno o varios instrumentos melódicos y un basso continuo (tocado por dos músicos, un instrumento polifónico y uno melódico de tesitura grave). Según la cantidad de instrumentos melódicos que toquen, podemos distinguir la sonata a solo (la más común, llamada simplemente sonata), con un solo instrumento solista, o la sonata en trio o triosonata, que tenía dos instrumentos melódicos solistas. También había sonatas a 3, a 4, a 5, etc. pero eran menos comunes.
Corelli, que como compositor del cardenal, tenía en cierta medida la
obligación de componer música para las accademie, compuso un grupo de
doce sonatas que llevaron el numero de Op. 5 (en la época era una moda
componer obras en grupos de seis o doce, así se compusieron grandes
obras como los seis conciertos de Brandeburgo de Bach, o los 12 conciertos de l’Estro Armonico de Vivaldi, o las 12 sinfonías de Londres de Haydn).
Estas sonatas, que fueron dedicadas a la Princesa Sofía Carlota de
Brandenburgo (muchos nobles europeos vivían en Roma dada su importancia
como sede papal, por ejemplo la primera patrona romana de Corelli, la
reina Cristina de Suecia), fueron el mayor éxito editorial de la
historia de la música hasta que llegó un tal Haydn casi cien años
después y se hizo famoso por toda Europa. Nada menos que 42 ediciones de
esta obra se conservan en Europa entre 1700 y 1800, en una época en la
que publicar (y más, publicar música) era una cosa carísima que nadie
podía permitirse si no iba a ser mínimamente rentable. De hecho, Corelli
es el primer compositor en la historia de la música famoso solamente
por sus composiciones instrumentales y no operísticas y el primero en
producir obras que se consideraron como “clásicos” y que se seguirían
tocando y estudiando mucho después de su muerte y de que su estilo
quedara pasado de moda.
De estas 12 sonatas, 6 son da camera, y 6 da chiesa, una distinción que en principio afectaba al lugar donde iban a ser interpretadas, si en la iglesia (chiesa en italiano) como parte de un servicio religioso, o en la camera,
o sea la cámara palaciega, en concierto. Esta distinción quedó
prácticamente borrada en la época de Corelli, y por eso no la voy a
explicar demasiado. Por señalar algunas diferencias, las sonatas da
camera tenían movimientos con nombres de danzas (giga, gavota, corrente,
etc.) y las sonatas da chiesa no (aunque por dentro dichos movimientos
fueran claramente de danza). Además, Corelli da a las sonatas da chiesa
un carácter claramente más virtuosístico que a las da camera. Pero
siempre con excepciones, como nuestra invitada de hoy, que estando en el
grupo de sonatas da camera, constituye un ejemplo de gran virtuosismo
para la época.
Normalmente las sonatas corellianas tienen 4 movimientos, con
alternancia lento-rápido-lento-rápido. En las sonatas Op. 5 las 6
primeras, las que son da chiesa, tienen cinco movimientos,
intercalando una fuga entre los 4 movimientos canónicos. En cambio las 6
finales, tienen todas 4 movimentos con las danzas típicas de la suite
barroca: allemanda-corrente-sarabanda-giga, aunque hay excepciones. La
sonata número 12, La Follia, en cambio, es excepcional tanto formalmente
como por número de movimientos. Ahora (por fin) nos ocupamos de ella.
La folía, una locura ibérica.
La folía (follia significa locura en italiano) no es una sonata como
las demás. Sólo tiene un movimiento y en realidad, es un tema con
variaciones sobre una melodía que se conocía en Europa desde el siglo
XIV, y que por lo que se ve, tiene sus raíces en Portugal. También se ha
dicho que era de procedencia española, ya que el ritmo que tiene
recuerda al de una sarabanda, que era una danza de origen español. Aquí
tenéis el tema, tal y como Corelli lo utiliza:

Este ostinato armónico (este tipo de ostinatos se conocían en el
Barroco como bajos de Chacona o Passacaglia) da pie a hacer mil
ornamentaciones sobre él. Corelli presenta 23 variaciones en todos los
estilos, en varios compases diferentes y con todas las argucias técnicas
posibles en la época.
No hay comentarios:
Publicar un comentario