Teórico de
la música italiano. Conocido también con el nombre de Guido Aretinus,
Guido d’Arezzo fue un monje benedictino que ha pasado a la historia de
la música como uno de los más importantes reformadores del sistema de
notación musical. A Guido se debe la fórmula que permite memorizar la
entonación precisa de las notas del hexacordo mayor, cuya nomenclatura
(ut o do, re, mi, fa, sol, la) extrajo de las sílabas iniciales de cada
hemistiquio del himno de san Juan Ut queant laxis.
Guido d'Arezzo
Después de haber seguido estudios en la abadía
benedictina de Pomposa, en Ferrara, intentó aplicar allí su sistema
científico para la enseñanza de la música; sin embargo, ante la
oposición de parte de los monjes a sus innovaciones, hubo de abandonar
el monasterio. Hacia 1025 ingresó como maestro en la escuela
catedralicia de Arezzo, donde sobresalió en la enseñanza del arte vocal.
En Arezzo halló entonces apoyo a su reforma; el obispo Teobaldo lo
eligió maestro de canto de los "pueri" de la escuela episcopal.
Experimentados y perfeccionados en dicha ciudad
sus métodos, Guido d'Arezzo pudo componer, durante el período 1028-1032,
sus obras más importantes: Micrólogo sobre la disciplina del arte musical, Regole ritmiche, Prefazione dell'Antifonario, el mismo Antifonario, ya de acuerdo con su nuevo sistema lineal-diastemático, y la Epístola al monje Miguel sobre el canto desconocido,
en la que expone los principios de su método. Mientras tanto, la labor
de Guido d'Arezzo recibía la aprobación del pontífice Juan XIX, quien
confió al músico la instrucción de los cantores papales. En 1029 se
retiró al convento de Avellana, en el que posiblemente murió en fecha
que no se ha logrado precisar.
En el prólogo de la Epístola al monje Miguel sobre el canto desconocido,
Guido d'Arezzo recuerda las discordias nacidas entre él y unos
compañeros de la abadía de Pomposa, que, según da a entender el autor,
le tenían envidia. Cuenta también lo que le ocurrió después de su
partida de Pomposa: la divulgación de los nuevos sistemas por él
descubiertos acerca de la notación y del estudio del canto eclesiástico;
la invitación para ir a Roma que le hizo el Papa Juan XIX (al parecer,
entre 1028 y 1033), de quien obtuvo la más completa aprobación; la
visita a su homónimo, antiguo superior suyo, el abad de Pomposa, que, al
ver a su Antifonario, se muestra arrepentido por haber apoyado
en un día lejano las envidias de los monjes, e intenta persuadirlo para
que vuelva a su abadía. Guido no puede satisfacer los deseos del abad,
pero quiere al menos comunicar a uno de sus viejos compañeros de
convento algunos importantes resultados de su experiencia didáctica. La
carta, que por tanto puede considerarse escrita poco tiempo después de
su viaje a Roma, está publicada en la colección Escritores eclesiásticos de música sagrada de Gerbert.
Su importancia histórica estriba sobre todo en
el hecho de que en ella se encuentra el primer origen de los nombres de
las notas musicales empleados, con ligeras modificaciones, hasta hoy en
día. Para que los muchachos aprendan lo más pronto posible a entonar
cualquier canto desconocido, dice Guido, hace falta que se graben en el
oído la posición de los sonidos y sus varias relaciones o intervalos;
para llegar a esto no hay mejor medio que el de aprender de memoria y
retener en todos sus detalles un canto ya conocido, por ejemplo el himno
a San Juan sobre el texto de Paulo Diácono, muy adecuado como medio
mnemotécnico, porque cada verso empieza con una nota progresivamente más
alta de la escala diatónica: "Ut queant laxis / Resonare fibris / Mira gestorum / Famuli tuorum / Solve polluti / Labii reatum / Santae Johannes".
Las sílabas subrayadas, a las que en la melodía correspondían las primeras seis notas de nuestra escala mayor, llegaron a ser más tarde, quizá sobrepasando las intenciones de Guido, nombres y símbolos de las mismas notas; al cabo de algunos siglos el "ut" se transformó en "do" y se añadió la sílaba "si" (que deriva, parece, de las iniciales de las dos palabras del último verso) para indicar el séptimo sonido de la escala, que en aquella melodía no aparecía.
De la idea de Guido se derivó también un nuevo
elemento didáctico y teórico, el hexacordio, es decir, la sucesión de
los seis sonidos diatónicos de "ut" a "la", que dio origen, más tarde, a
un sistema complejo que se empleó hasta el siglo XVI y más allá. Pero
el sistema hexacordial no está desarrollado ni en la Epístola ni
en otros escritos de Guido; nació probablemente entre sus mismos
discípulos o inmediatos seguidores. La carta contiene, en cambio, otras
consideraciones sobre los intervalos musicales, sobre los modos y el
sistema monocorde no muy notables y tampoco muy claras.
Otra de las aportaciones interesantes de Guido D'Arezzo consiste en un recurso nemotécnico para aprender la "solmización" que se denominó "La Mano Guideana", que orientaba a los cantores en la práctica de la entonación. El nombre de la nota SI surgió de las iniciales de San Juan, es decir, Sancte Joannes (la J se pronunciaba como I) y el Ut se sustituyó por Do, por ser de pronunciación más clara.
La mano aparece en varios manuscritos antes de la época de Guido como herramienta para hallar los semitonos. Sigebrtus Gemblacensis (c. 1105) describió cómo Guido utilizaba las articulaciones de la mano para ayudar en el aprendizaje de su hexacordo. Por otro lado, la mano guidoniana aparece muy relacionada con las nuevas ideas de Guido sobre la enseñanza musical, incluyendo el uso de hexacordos y de la solmisación.
El concepto tras la mano guidoniana, es que cada porción de la mano representa una nota específica dentro del hexacordo, con una tesitura cercana a las tres octavas desde "Γ" ut (o sea, "gamma ut", cuya contracción "gamut" puede referirse a la palma completa) hasta "E" la (en otras palabras, desde el sol inferior de la moderna clave de fa hasta el mi superior de la moderna clave de sol. Para enseñar el sistema, el maestro indica una serie de notas sobre la palma de la mano y el estudiante debe entonarlas en forma similar a los ademanes utilizados en conjunción con el solfeo.
En un tiempo en el que los diferentes métodos de notación musical resultaban todavía insuficientes para expresar con precisión las inflexiones que debían llevar a cabo las melodías y en la que, además, estos métodos no siempre eran conocidos perfectamente por todos los miembros de los coros encargados de la interpretación del canto llano, la utilización de la mano guidoniana resultó seguramente de gran ayuda a los componentes de estas escolanías para conseguir la mayor coordinación posible de todas las voces. Por otra parte, hay que tener en cuenta el hecho de que la primera publicación musical impresa sólo saldría de los talleres venecianos de Ottaviano de Petrucci en el año 1501 y que, en realidad, la imprenta musical no llegó a desarrollarse hasta bien entrado el siglo XVI, lo que implicaba un gran dosis de trabajo para los miembros de las primitivas scholae y, más tarde, para los de las capillas musicales, que consistía en copiar a mano las partes que debían cantar en las celebraciones. Probablemente fueran muchas las ocasiones en las que el maestro de coro no dispusiera de una copia inteligible para todos de la música que pretendía interpretar. Resulta fácil así comprender la utilidad de las indicaciones con la mano incluso en épocas en las que la notación musical ya se habría desarrollado suficientemente, al menos hasta el punto de poder reflejar las características de la música con cierta precisión.
Otra de las aportaciones interesantes de Guido D'Arezzo consiste en un recurso nemotécnico para aprender la "solmización" que se denominó "La Mano Guideana", que orientaba a los cantores en la práctica de la entonación. El nombre de la nota SI surgió de las iniciales de San Juan, es decir, Sancte Joannes (la J se pronunciaba como I) y el Ut se sustituyó por Do, por ser de pronunciación más clara.
La mano aparece en varios manuscritos antes de la época de Guido como herramienta para hallar los semitonos. Sigebrtus Gemblacensis (c. 1105) describió cómo Guido utilizaba las articulaciones de la mano para ayudar en el aprendizaje de su hexacordo. Por otro lado, la mano guidoniana aparece muy relacionada con las nuevas ideas de Guido sobre la enseñanza musical, incluyendo el uso de hexacordos y de la solmisación.
El concepto tras la mano guidoniana, es que cada porción de la mano representa una nota específica dentro del hexacordo, con una tesitura cercana a las tres octavas desde "Γ" ut (o sea, "gamma ut", cuya contracción "gamut" puede referirse a la palma completa) hasta "E" la (en otras palabras, desde el sol inferior de la moderna clave de fa hasta el mi superior de la moderna clave de sol. Para enseñar el sistema, el maestro indica una serie de notas sobre la palma de la mano y el estudiante debe entonarlas en forma similar a los ademanes utilizados en conjunción con el solfeo.
En un tiempo en el que los diferentes métodos de notación musical resultaban todavía insuficientes para expresar con precisión las inflexiones que debían llevar a cabo las melodías y en la que, además, estos métodos no siempre eran conocidos perfectamente por todos los miembros de los coros encargados de la interpretación del canto llano, la utilización de la mano guidoniana resultó seguramente de gran ayuda a los componentes de estas escolanías para conseguir la mayor coordinación posible de todas las voces. Por otra parte, hay que tener en cuenta el hecho de que la primera publicación musical impresa sólo saldría de los talleres venecianos de Ottaviano de Petrucci en el año 1501 y que, en realidad, la imprenta musical no llegó a desarrollarse hasta bien entrado el siglo XVI, lo que implicaba un gran dosis de trabajo para los miembros de las primitivas scholae y, más tarde, para los de las capillas musicales, que consistía en copiar a mano las partes que debían cantar en las celebraciones. Probablemente fueran muchas las ocasiones en las que el maestro de coro no dispusiera de una copia inteligible para todos de la música que pretendía interpretar. Resulta fácil así comprender la utilidad de las indicaciones con la mano incluso en épocas en las que la notación musical ya se habría desarrollado suficientemente, al menos hasta el punto de poder reflejar las características de la música con cierta precisión.
https://www.musicaantigua.com/asi-se-invento-el-do-re-mi-fa-sol-la-si/
https://franciscojaviertostado.com/2019/03/07/guido-de-arezzo-el-inventor-de-las-notas-musicales/
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/guido.htm#:~:text=(Arezzo%2C%20actual%20Italia%2C%20h,del%20sistema%20de%20notaci%C3%B3n%20musical.
http://www.enciclonet.com/articulo/mano-guidoniana/