es una acción que sólo brota
desde un aislamiento efectivo,
pero desde un aislamiento comunicable,
en que, precisamente,
por la lejanía de toda cosa concreta
se hace posible un descubrimiento
de relaciones entre ellas.Pero es una soledad
que necesita ser defendida,
que es lo mismo que necesitar de justificación.
El escritor defiende su soledad,
mostrando lo que en ella
y únicamente en ella, encuentra.
Habiendo un hablar,
¿por qué el escribir?
Pero lo inmediato,
lo que brota de nuestra espontaneidad,
es algo de lo que íntegramente
no nos hacemos responsables,
porque no brota de la totalidad íntegra
de nuestra persona;
es una reaccion siempre urgente, apremiante.
Hablamos porque algo nos apremia
y el apremio llega de fuera,
de una trampa en que las circunstancias
pretenden cazarnos,
y la palabra nos libra de ella.
Por la palabra nos hacemos libres,
libres del momento,
de la circunstancia asediante e instantánea.
Pero la palabra no nos recoge,
ni, por tanto, nos crea y,
por el contrario,
el mucho uso de ella produce siempre una disgregación;
vencemos por la palabra al momento
y luego somos vencidos por él,
por la sucesión de ellos
que van llevándose nuestro ataque
sin dejarnos responder.
Es una continua victoria que,
al fin, se transmuta en derrota.
Y de esa derrota,
derrota íntima, humana,
no de un hombre particular,
sino del ser humano,
nace la exigencia de escribir.
Se escribe para reconquistar la derrota sufrida
siempre que hemos hablado largamente.
Y la victoria sólo puede darse allí
donde ha sido sufrida la derrota,
en las mismas palabras.
Estas mismas palabras tendrán ahora,
en el escribir,
distinta función,
no estarán al servicio del momento opresor,
ya no servirán para justificarnos
ante el ataque de lo momentáneo,
sino que, partiendo del centro
de nuestro ser en recogimiento,
irán a defendernos
ante la totalidad de los momentos,
ante la totalidad de las circunstancias,
Y de esa derrota,
derrota íntima, humana,
no de un hombre particular,
sino del ser humano,
nace la exigencia de escribir.
Se escribe para reconquistar la derrota sufrida
siempre que hemos hablado largamente.
Y la victoria sólo puede darse allí
donde ha sido sufrida la derrota,
en las mismas palabras.
Estas mismas palabras tendrán ahora,
en el escribir,
distinta función,
no estarán al servicio del momento opresor,
ya no servirán para justificarnos
ante el ataque de lo momentáneo,
sino que, partiendo del centro
de nuestro ser en recogimiento,
irán a defendernos
ante la totalidad de los momentos,
ante la totalidad de las circunstancias,
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OLEO...Marie-Denise Villers. (Charlotte du Val d'Ognes)
MUSICA...Schubert's Serenade (violin by Joshua Bell)
MUSICA...Schubert's Serenade (violin by Joshua Bell)
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