Chopin
admiraba a John Field, ya que después de escucharle sus nocturnos quedó
impresionado por ellos, y tuvo bastante influencia de su música, por lo
que los nocturnos de Chopin tienen algunas similitudes con los de
Field. Chopin sigue utilizando la técnica de una melodía cantábile, así
como el acompañamiento arpegiado y el pedal. Sin embargo, lo más
importante respecto a esto nocturnos son sus innovaciones. Por ejemplo,
Chopin hace un uso más libre y fluido del ritmo, y también utiliza como
recurso el contrapunto, lo que contribuye a dar mayor tensión y drama a
la obra. Además, la complejidad melódica, y sobre todo armónica de estas
piezas es mucho mayor que en las de Field, todo en caminado de nuevo a
crear más tensión.
Esto es una gran característica de estas
piezas. Mientras que los nocturnos de Field tenían un carácter
tranquilo, y en ocasiones melancólico, los de Chopin convierten esa
melancolía en tensión, creando una cierta inquietud, incomodidad,
alcanzando un grado de “sufrimiento” del que carecían las obras de
Field. Liszt (en el prólogo de los nocturnos de Field) nos dice: “Chopin
en sus nocturnos nos ha hecho escuchar armonías que no
sólo son la expresión de nuestros más inefables deseos, sino también de
nuestra inquietud, sufrimiento y tristeza, que demasiado a menudo están
combinados. Su vuelo es más alto, pero sus alas están más gravemente
heridas, y la suavidad se convierte en una dulzura desgarradora, que
deja entrever la desolación”.
Respecto
a la estructura formal de estos nocturnos, es común la forma ternaria , pero no como una estructura fija con determinados temas, como
por ejemplo en las sonatas, sino que hay una primera parte, después una
sección central, que suele ser muy contrastante en temas, ritmo,
tonalidad, etc, y una repetición variada de la sección inicial. El tempo
de los nocturnos es lento, lo que contribuye a crear dramatismo (la
única excepción es el nº 3: Allegretto). Las tonalidades son tanto
mayores como menores, aunque respecto a los de Field, el número de obras
en tonos menores aumenta considerablemente.
La
melodía en este tipo de obras comienza siendo sencilla, pero en los
nocturnos de Chopin abundan los adornos melódicos, y es muy común que
comiencen con una melodía más simple que se vaya repitiendo, pero más
ornamentada. También hay que notar la utilización del rubato como
recurso expresivo; sin embargo, esto no debe interpretarse como una
desviación total del tempo, sino todo lo contrario. En palabras de
Chopin: “la mano derecha puede desviarse del compás, pero la mano
acompañante ha de tocar con apego a él. Imaginemos un árbol con sus
ramas agitadas por el viento: el tronco es el compás inflexible, las
hojas que se mueven son las inflexiones melódicas”; se sabe que Chopin
rechazaba la exageración y el amaneramiento respecto al rubato y a otros
aspectos interpretativos.
http://amanielalpiano.blogspot.com.es/2011/02/los-nocturnos-en-el-romanticismo.html
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